an abstract photo of a curved building with a blue sky in the background

FOODKETING
CUANDO EL BRANDING
TIENE MAS SAL
QUE EL PLATO

COOLHUNTING

FOODKETING Gastronomía más Branding más Marketing

¿Cuándo decidimos que un restaurante era una escenografía para fotos? Vivimos en tiempos donde si tu tostada con palta no tiene un filtro cálido, un trapo de lino arrugado al costado y un caption irónico, simplemente no exististe. Pero —spoiler alert— likes no son sinónimo de ventas. Y mucho menos de propuesta.

GASTRONOMÍAMARKETING

Señor Uki

7/19/20253 min read

Foodketing es la enfermedad silenciosa del branding gastronómico: una obsesión por verse cool antes que por ser relevante. Una pandemia de locales que piensan más en el feed que en el sabor. Y de emprendedores que creen que un TikTok viral reemplaza a una estrategia.

1. El like no se come

En el universo foodketero, hay un dogma que se repite como mantra: si hay likes, hay éxito. Pero no. Tener miles de likes no garantiza que vendás más medialunas. A veces, ni siquiera que la gente entre al local. Porque una cosa es tener presencia digital, y otra muy distinta es tener propuesta. El marketing sin sustancia es como una torta sin relleno: visualmente tentadora, pero o

2. Influencers o inflaegos

¿Quién validó que probar un café y subir una story te convierte en crítico gastronómico

Muchos influencers gastronómicos creen que porque les invitan un brunch ya están listos para pontificar sobre fermentaciones, tuestes y texturas. Pero la mayoría repite lo mismo: “divino todo”, “una bomba”, “volvé siempre”.

Spoiler 2: no están generando contenido, están generando saturación. La crítica honesta, informada y con mirada propia es rara. Lo otro es copy-paste con filtro de Paris.

4. Ser parte del montón es más fácil,
pero menos rentable

Lo más peligroso del foodketing no es el look and feel repetido: es que borra la personalidad. Los lugares se mimetizan, pierden identidad. Y después se preguntan por qué nadie vuelve. El branding no se trata de “verse lindo”, se trata de construir una marca con hambre: de contenido, de diferencial, de historia.

Querido lector, hoy me levanté
picante y sin azúcar,

¿Hasta cuándo vamos a tolerar que cualquier flan con crema sea “el mejor flan de mi vida”? ¿Desde cuándo decir “tiene mucho umami” es excusa para no tener ni idea de qué lleva el plato? ¿Y qué clase de ritual distópico es grabarse comiendo en silencio mientras le suman una canción de Rosalía?

COMO CONFUNDIR
LIKES CON EXITO
Y CREER QUE TENER UN FEED CURADO
TE CONVIERTE EN UN FOODIE DE CULTO

3. La moda de los rubros-estrella

Un día son las hamburguesas, otro día las cafeterías de especialidad, y al siguiente los ramen bars. Todos abren lo mismo. Todos hacen lo mismo. Todos juran que “lo nuestro es distinto”.

Y el resultado es previsible: una ciudad llena de clones con nombres pseudo escandinavos, sillas Thonet, murales pintados por amigues artistas, y cero originalidad.

La moda no es estrategia. Es ruido sincronizado.

5. Branding o menú de likes

Foodketing es pensar que una estética cool es suficiente para contar una historia. Pero el branding verdadero no decora: comunica, seduce, posiciona. No es lo que se ve en el feed, sino lo que se recuerda después de comer. Así que la próxima vez que pienses en abrir un local o armar una campaña, preguntate esto:

¿Estoy construyendo una marca o una escenografía?

Porque el amor de un cliente no se gana con un reel: se gana con una experiencia que lo haga volver.

LA COLUMNA DEL BRANDHATER

Lo digo con amor (del ácido): ser foodie no es una profesión, y mucho menos una personalidad.

La próxima vez que vayas a comer, bajá el celu. Mirá el plato. Y si te emociona de verdad, entonces sí, sacale una foto. Pero no por el engagement, sino porque vas a querer recordarlo.

Hasta la próxima cucharada,

SENOR UKI

Creativo, coolhunter y amante serial de las marcas.
Analiza signos, huele tendencias y escribe como si el branding fuera una forma de romance cultural. Tiene ojo clínico para encontrar belleza en lo inesperado y cinismo suficiente para no creerse todo lo que brilla.