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MI MARCA SOY YO
Y ESO A VECES
ME DA CRINGE

BRANDING

PERSONAL BRANDING, Ser vos mismo es gratis pero no monetizable

Pequeño manifiesto sobre el branding personal y sus peligros de autoestima inflada. Nos vestimos como marcas. Hablamos como marcas. Nos presentamos en LinkedIn como si estuviéramos por cerrar una ronda de inversión emocional pero hasta donde es real y hasta donde ficción. Pequeña guía sobre cuando es un montón.

BRANDINGMARKETING

Señor Uki

7/28/20253 min read

Nos vendemos hasta en los cumpleaños.

"Hola, soy Carla, diseñadora UX, obsesionada con las narrativas digitales centradas en las personas.”

Una copa de vino, Carla. Relajá.

Lo cierto es que el branding personal se nos fue de las manos.

Pasó de ser una herramienta para destacar tu diferencial, a convertirse en una especie de performance identitaria full time. Y lo peor: una donde vos sos la marca, el producto, el embajador, el CM y el KPIs manager… de tu propia existencia.

La lógica es simple: si no tenés una historia potente, una paleta de colores y un estilo de contenido consistente, no existís. Pero también es agotador.

Crónica de un ego anunciado

Un aplauso para ese diseñador que armó un reel con voz en off y música de Hans Zimmer para anunciar que se independizaba.

O ese coach que se presenta como “marca humana en expansión” y te ofrece una mentoría para que vos también vivas de tu historia.

Spoiler: no es tu historia lo que vende,
es lo que hacés con ella.

PRIMERO FUERON LAS MARCAS. DESPUES LOS INFLUENCERS. Y UN DIA, SIN DARNOS CUENTA, NOS CONVERTIMOS TODOS EN PITCH.

LA COLUMNA DEL BRANDHATER

La industria del “ser vos mismo, pero bien empaquetado” ya es tendencia.

Pero ojo, si tu marca personal es más interesante que tu persona, hay algo que revisar.

No se trata de dejar de construirnos.

Se trata de hacerlo con honestidad, con timing, con ironía si hace falta, pero sin perder la esencia.

Porque al final del día, el branding personal no debería ser un acto de seducción forzada.

Debería ser, como todo buen romance, una historia que se siente bien de contar.

Hasta la próxima seres ávidos de atención,

Del espejo al feed: la puesta en escena de ser vos mismo

Construir una marca personal bien hecha es mucho más que diseñarse una identidad visual o elegir entre serif o sans. Es, en realidad, un ejercicio narrativo profundo. Una curaduría emocional. Implica preguntarte qué parte de tu historia tiene valor, qué valores sostenés en serio, y cómo querés que otros te perciban sin dejar de ser vos.

El problema es que, en la ansiedad por parecer estratégicos, muchos se olvidan de vivir. Y ahí es donde la autenticidad se vuelve un filtro más. Uno con 75% de saturación, copy en tono medio vulnerable y hashtags tipo: #vivirdelpropósito.

Pero lo que de verdad diferencia a una buena marca personal no es cuánto contás, sino lo que decidís callar. Eso que no posteás pero define tu criterio.

La edición es, en este juego, un acto de inteligencia. Y de dignidad.

Storytelling personal ≠ oversharing

No confundamos contar una historia con entregar el alma. El storytelling personal no es una confesión constante ni un reality disfrazado de autenticidad. Es una arquitectura emocional al servicio de una idea. Un espacio donde vos decidís cómo se narra tu recorrido, tus valores, tu estilo, tu manera de ver (y aportar al) mundo.

Las marcas personales que de verdad funcionan son las que tienen una voz clara, no impostada. Las que saben cuándo hablar y cuándo escuchar. Y, sobre todo, las que se construyen con coherencia en el tiempo, no con ansiedad de algoritmo.

SENOR UKI

Creativo, coolhunter y amante serial de las marcas. Analiza signos, huele tendencias y escribe como si el branding fuera una forma de romance cultural. Tiene ojo clínico para encontrar belleza en lo inesperado y cinismo suficiente para no creerse todo lo que brilla.